Si buscamos la palabra [ envase ] en el diccionario de Google , la primera de 307.000 referencias dice, textualmente:
Para nosotros, usuarios, eso supone casi cualquier objeto cotidiano que nos sirva para envolver cualquier mercancía.
Sin embargo, detrás de esa afirmación coloquial hay una industria que en España mueve cerca de 9.500 millones de euros . Que da trabajo a una cifra cercana a 55.000 personas, a través de 1.600 empresas con un tamaño medio de 30 empleados.
Es una industria fuerte que últimamente se enfrenta a grandes retos ambientales y económicos que dan de lleno en el sector de artes gráficas, pues no hay que olvidar que el sector de packaging es una rama derivada de la publicidad muy necesaria en el retail.
En este artículo vamos a poner sobre la mesa las cuestiones más básicas que afectan a esos retos que antes enumerábamos, de forma que tú, lector, puedas tener elementos de juicio y salgas airoso de cualquier toma de decisión (artística o de producción) en tu siguiente campaña.
El reto de la sostenibilidad medioambiental para la industria del envase
El principal reto del envase en la actualidad es la sostenibilidad. Eso es un hecho incuestionable que hay que poner encima de la mesa. ¿Pero cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué papel juega el envase en el tablero del consumidor? ¿Realmente es tan necesario?
Efectivamente, el papel del envase facilita la conservación, el transporte y manipulado de cualquier producto. Además, sirve de medio de comunicación sobre detalles de uso, composición, conservación, caducidad, etcétera. Adicionalmente, facilita la venta y agrupa los productos por usos o por clases.
Con estos parámetros, podemos hacer una curiosa división de los envases por su utilidad que, además de facilitar el aprovechamiento de los productos que contiene, facilita la vida a todos lo que intervienen en la cadena de suministro. Vamos a diferenciar los envases en primario, secundarios y terciarios:
Al envase primario lo llamaremos de venta . Constituye una unidad de venta para cualquier usuario final y puede recubrir total o parcialmente el objeto, que no se puede modificar en su contenido sin abrir el envase. Puede ser desde un tarro de plástico que contenga un yogur, hasta una bolsa de papel que contenga una pieza de pan.
Al envase secundario lo llamaremos colectivo , pues agrupa un número determinado de unidades de venta, tanto para ser vendidas al usuario final, como para agrupar y re aprovisionar en los anaqueles y estantes del mercado. Pero siempre pudiendo ser separado del producto sin afectarle. Hablamos de un elemento ornamental de palé de paquetes de azúcar o arroz… pero también de los anillos circulares de los packs de latas de aluminio.
El terciario es el del transporte, y lo definimos como todo elemento diseñado para facilitar la manipulación y transporte de varias unidades de venta o varios envases colectivos con objeto de evitar manipulaciones y daños inherentes al transporte.
Como se comprenderá, hemos pasado de no comprar una bolsa de plástico en el supermercado (o sea, de ver la punta de iceberg) a contemplar el enorme proceso de envasado que cualquier distribución tiene. Lo que nos hace pensar sobre la sostenibilidad ecológica de la cadena de distribución y la eliminación de lastres para hacerla más sostenible.
Lo que es incuestionable es que en los países más desarrollados, la falta de envasado repercutiría en un 2-3% de desperdicios por mala conservación, etc. Pero en países menos desarrollados, ese desperdicio sería del 50%… son datos de la OMS. Además del riesgo de no conocer composición (prevención de alergias) ni normas de uso correcto.
Además, por ponernos en un escenario realista, los precios forzosamente deberían aumentar, según cálculos aproximados, un 20% debido a:
No se podría consumir en los actuales mercados la gran variedad de productos que hay actualmente.
Al no disponer de envases primarios o secundarios los precios de los transportes se elevarían.
El tratamiento de los residuos sería también un problema imputable a los costos de distribución.
Si valoramos todos estos factores, llegaremos a la conclusión de que el único camino que podemos recorrer en adelante, en aras de compatibilizar sostenibilidad ambiental y economía, es hacer un uso responsable de los envases, puesto que ambas realidades necesariamente tienen que convivir .
Además, debemos entender que el coste medio de un envase sobre el valor del producto puede oscilar entre el 0,5% y el 5% del total. Esos valores se desglosan dentro de un ecosistema de producción donde conviven:
Suministradores de materia prima.
Convertidores que la transforman: impresores, troqueladores, manipuladores.
Envasadores.
Distribuidores que venden productos envasados.
Transportistas
Fabricantes de maquinaria y otros productos necesarios.
Y la realidad es que hay pocos materiales de donde escoger para realizar envases:
Papel
Cartón
Plástico
Metales
Vidrio
Madera
De los cuales, el papel, con un 42% de los embalajes europeos, es el más usado.
A nosotros, involucrados en la publicidad, nos compete gran parte del peso en la toma de decisión del uso del envase. Al margen de condicionantes legales y sanitarios o logísticos de transporte y distribución, es el marketing el que manda en la cadena de distribución.
Como profesionales comprometidos con nuestro trabajo y el medio ambiente, debemos ser capaces de buscar materiales o redescubrir usabilidades en los ya existentes que ayuden a cambiar la faz del planeta y desterrar la idea de la contaminación sobre nuestros servicios y productos.
Desde luego que podemos, -además-, optimizar materiales como cartón que reúna las mejores condiciones de usabilidad en menores gramajes, o plásticos biodegradables que puedan usarse como envases primarios o secundarios. Todos, desde luego, tendrán que cumplir las especificaciones requeridas del producto.
El futuro está ahí: cada vez las familias son menos numerosas y el horario para conciliar tiempos en el hogar es más difícil. La comida preparada ya no es un capricho, es una necesidad a la que enfrentarse. Y de ese enfrentamiento tenemos que ganar todos: por nuestro trabajo y por nuestro planeta.
Con todos los datos que se han expuesto sobre la mesa hay que hacer una reflexión. ¿Qué pensáis al respecto? ¿Creéis que los profesionales de la industria gráfica tienen que ver con la correcta elección de los envases para su comercialización? ¿Conocéis nuevos materiales cuya usabilidad sea conveniente para el sector?
Dejad los comentarios y, si el contenido de la entrada os parece pertinente, podemos hacer más artículos al respecto.
¡Hasta pronto!